El Mercedes EQC emplea dos motores eléctricos —uno en el eje delantero y otro en el trasero-, lo que le convierte en un SUV con tracción integral. Según Mercedes «el motor eléctrico del eje delantero está optimizado para alcanzar una máxima eficiencia en la gama de carga baja o media, mientras que el motor trasero determina el dinamismo de la conducción». El sistema también permite que, para lograr una mayor eficiencia, al conducir con carga baja se utilice solamente el motor eléctrico del eje delantero.
Ambos propulsores eléctricos desarrollan conjuntamente una potencia aproximada de 300 kW (408 CV), y el par máximo conjunto asciende a 765 Nm. Consigue acelerar de 0 a 100 kilómetros por hora en 5,1 segundos y alcanzar una velocidad máxima limitada electrónicamente de 180 kilómetros por hora. Su consumo en ciclo mixto es de 22,2 kWh/100 km.
El Mercedes EQC cuenta con una batería de iones de litio, con una capacidad energética útil de unos 80 kWh, que pesa 650 kilogramos. Cuenta con una autonomía de entre 374 y 416 kilómetros en función del equipamiento que sea instalado. La carga que puede realizarse incluso a 110 kW, siendo capaz de pasar del 10% al 80% de carga en tan sólo 40 minutos; mientras que la recarga convencional necesita de 11 horas para la carga completa.
En comparación con sus rivales, el Jaguar I-PACE con 400 CV de potencia, una batería de 90 kWh de capacidad y una autonomía de 480 km según el ciclo WLTP se presenta con unas prestaciones idénticas a las del Mercedes EQC. En cambio, el Tesla Model X, ofrece una gama mucho más amplia, contando con cuatro motorizaciones disponibles, con potencias entre 333 y 612 CV, y autonomías comprendidas entre 412 y 565 kilómetros.
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